Ibiza es trash, canalla.
Ahora está mutando en algo así como un Benidorm insular. Le faltan los rascacielos pero la fauna autóctona choni la ha tomado como un Inditex cualquiera se compra un edificio en la calle Serrano. En el calendario garrulo pone Ibiza en el mes de Agosto. Las culonas que no saben leer aterrizan en agosto en Ibiza cargadas de extensiones, uñas de gel y zapatos baratos con plataforma. La comunidad que antes se exiliaba en Sant Antoni ha tomado el resto de la isla para perfumarla de Paco Rabanne One Million y dejarlo todo hecho un estercolero de basura barata. No hay nada peor que ser BARATA, tan barata como la Kardashian o el Tisci, y, además, lucir orgullosa como buena barata analfabeta más allá de los ceros de la cuenta corriente.
Ibiza está enajenada pero tengo la esperanza que volverá a su ser en cuanto la cuadrilla del bótox de peluqueria encuentre un destino novedad y haya destrozado todo lo fantástico de esta isla. Creo que Valentino, el hombre naranja, no vendrá con pala a recoger los chapapotes del regimiento garrulo porque hay que ser muy regio para mancharse las manos de caca, y a él de rey ya no le queda nada si es que algo tuvo, aunque se pasee haciendo morritos por la Marina creyéndose la reina de Saba.
Ibiza mola más allá de los cutres porreros o las maricas de pueblo. Ponte buena pronto, chati ...
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