lunes, 8 de febrero de 2010

_ posesión infernal _

He desarrollado una extraordinaria habilidad para ocultar compras prohibidas en casa. Cuándo son descubiertas debo inventar a la velocidad del rayo una extraña procedencia de esos objetos, innecesarios pero imprescindibles, que justifique su existencia en mi armario.
Hace unos cuantas semanas no pude reprimir el impulso que me marcaban unas voces internas que me obligaron a comprar un cinturón de Moschino en las rebajas. El precio era ridículo y ya lo tenía visto desde hace tiempo, además, en este revival noventero es ABSOLUTAMENTE NECESARIO poseer algún gadget que haga honor a la memoria de FRANCO MOSCHINO, por lo que, sin darme cuenta ya estaba en el interior de la tienda, firmando el recibo de la visa y con el cinturón empaquetado en la bolsa. El problema viene después: como lo cuento yo ésto en casa, nadie va a creer que estoy poseído por un espíritu diabólico que me impulsa a consumir, lo cual ES LA VERDAD. No soy yo, es él. Total, en este caso dejé el cinturón en el armario, en su bolsita de gamuza impresa ( I LOVE MOSCHINO ). Pasaron los días y nada, el susodicho no se daba cuenta, así que empecé a usarlo con una desfachatez pasmosa. Pasaban y pasaban los días y nada... hasta que la otra tarde el brillo dorado del símbolo de la paz ( qué ironía ) que hace las veces de hebilla cegó los ojos de mi marido ... inmediatamente exclamó un "y eso!!!" que me dejó sordo a lo que, locuaz, conteste hieráticamente ... de hoy, es de cuando era adolescente, lo traje de Madrid estas Navidades ...
Increíblemente la historia coló y a otra cosa, mariposa. El problema de mentir es que hay que tener mucha memoria, y no es esta la cuestión, el tema es que nunca jamás imaginé que una escusa tan absurda hubiese pasado como cierta. La otra noche me puse el cinturón de la discordia para ir a cenar a un tailandés. Antes de entrar al restaurante le pregunté a César si me veía más gordo o más delgado a lo que él, dentro de su flema inglesa, contestó que mejor no contestaba ... yo, intentando justificar los dos sandwitches de nocilla blanca que me había metido entre pecho y espalda para merendar, le dije que EVIDENTEMENTE estaba más delgado , ya que me había abrochado MI CINTURÓN NUEVO en un agujero menos ... CONFESIÓN ... Comprobé que mi falsa coartada había coldado y no daba crédito, me entró un ataque de risa al ver la cara de incredulidad de mi marido ... que inocencia por Dios!
Ahora, me pregunto si habrán pasado por buenas las historias de:
- la camiseta azul de COS
- la camiseta marrón de COS
- la camiseta vintage JACKO
- el nuevo perfume
- los zapatos para la boda de mi hermano
- las martens grises
- alguna que otra chuchería más que ahora no voy a confesar, que si no, me pillan ...

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