martes, 26 de julio de 2016

+ UNA CUESTIÓN PERSONAL +

Ya no creo en la ropa. Pensé que este día no iba a llegar y ha llegado, hace un momento. Estoy harto de trapos, frivolidad, copias, tonterías y demás. No me interesa tener más puntos de venta, o vender en más ferias internacionales, ni tampoco prestar mi ropa a estilistas o celebrities. Esta industria, como la conocemos hoy en día, agoniza.

Ya he vendido más de 1000 camisetas con un mono estampado; conseguir que un mismo artículo se venda a esa escala lo considero un logro... Y ya no me satisface. No quiero que la ropa se compre y se tire como un pañuelo desechable. No. La moda no es ésto o, por lo menos, para mi no es ésto. Ya no me siento identificado con las firmas que venden a granel, independientemente del precio del artículo. Tan mainstream es H&M como Vuitton, la diferencia es el segmento, pero en el fondo, lo mismo. Ya no me excitan los desfiles de creadores que venden novedad cuando falta cultura; Puglisi es Versace, Moschino es barato, Vetéments es horroso, Balenciaga es un insulto... Ya no compro ropa, ni revistas ni veo la televisión.

Hemos convertido todo ésto en un sistema corrupto y perverso que obvia cada día más el talento en favor del mercantilismo y la superficialidad. No puedo soportar a una IT GIRL más, por baratas, ni tampoco a ningún mariquita más de postureo ( ni en minifalda ni disfrazado de gentleman ). Sois todos iguales, de feos y de banales. Y sobre todo, incultos. Ya no tiene sentido ir a ninguna fiesta, ni salir a ninguna discoteca porque todas son más de lo mismo y ponen la misma música para gente que multiplica con dificultad y, tristemente, no sabe ubicar Copenhague en un Mapa Mundi. No.

Vuelvo al estudio, a adquirir más conocimientos, porque me he dado cuenta que ahora, con casi 40, quiero saber más y formarme en otras disciplinas. No me conformo con lo que ya sé y en lo que tengo experiencia. Quiero volver a sorprenderme y busco esa sorpresa en otros mundos, porque el que conozco, tal cual está, no me interesa. Ésto no significa que no vaya a haber colección la próxima temporada: por supuesto que la habrá, de hecho ya está en marcha... pero no como antes. No para que se venda a granel, ni para todo el mundo. No. La moda no es para todo el mundo, como no lo son tantas cosas... no creo en la democratización de nada en una sociedad analfabeta ni considero ninguna opinión ni testimonio sin formación previa. No me interesa la opinión ni el voto de nadie que no muestre acreditación para abrir la boca.

Creo en el trabajo, en la superación personal y en el valor de asumir retos nuevos. Creo en el riesgo. Por lo tanto, entre estudios y trabajo intentaré hacer mi mejor proyecto hasta la fecha, y cuando lo acabe, empezaré el siguiente que deberá superar al anterior o por lo menos intentarlo, pero no por el camino más corto, al contrario, autoimponiéndome trabas... Y así siempre, y aunque viva en una isla. Es por mi, ni por evangelizar a las feas ni por enseñar a los tontos... Es una cuestión personal.

miércoles, 20 de julio de 2016

+ UNA HISTORIA CATALANA +

Mi antigua casera era una señora de alrededor de 80 años, propietaria de todo el edificio. Nosotros teníamos alquilado el estudio en el segundo piso, lo que nos convertía en vecinos: nosotros la puerta de la izquierda y ella la de la derecha. Nuestra casa era, ni más ni menos, una porción de su vivienda: había robado varias habitaciones a la que fue nuestra casa lo que convertía un maravilloso piso, enfrente del Mercado del Borne, en un apartamento de un solo balcón con un dormitorio que se aireaba por un ventanuco que asomaba por el saloncito. Ella conservaba 7 balcones.

Para conseguir el alquiler pasamos dos castings: el primero con ella, sentada en el salón vacío y haciéndonos los gays respetables que no pierden pluma; el segundo, con la agencia inmobiliaria que le gestionaba el patrimonio a la cual le entregamos dos meses de fianza más uno de comisión, a parte de nuestras nóminas y la escritura en propiedad de nuestra casa de Sitges. Pareció ser aval suficiente para poder entrar a vivir a un piso que tardó más de un año en alquilarse. Se entiende que, hasta nosotros, nadie había sido digno de compartir rellano con una respetable anciana catalana de buena y tradicional familia así como edificio con el resto de su familia: hijo, hermana, sobrina y hermana de nuevo.

El día que nos mudamos fuimos recibidos por un alegre pajarillo chino y mecánico a la salida del ascensor que había sido instalado destrozando la arquitectura de una fantástica finca de finales del siglo XIX. Tal "animatrónix" no era más que un avisador, ella controlaba cuando entrábamos y salíamos. Lo primero fue reírnos, inmediatamente después escribir a la chica de la agencia evidenciando que dichas prácticas mermaban nuestra libertad. El pajarillo fue retirado y su puesto lo ocupó un microabeto de plástico con una bola de Navidad dorada, decoración muy Ad-Hoc en aquellas fechas.

Ella, la anciana, parecía la hija ilegítima de el cuervo Rockefeller y Gárgamel, fruto de un bizarro idilio. Siempre iba de peluquería, enlacada, con una pinza plateada de sujetar los rulos que domaba un mechón rebelde en el remolino que tenía encima de la frente. Su marido, por el contrario, era un señor muy perjudicado por los años, semi-minusválido en sus capacidades motrices, y siempre a la sombra de la vieja avara controladora. Ella fue la heredera, él simplemente un advenedizo... A la hora de compartir, nuestro suelo era el techo de la casa de su sobrina, con la cual no se hablaba desde hacía años. Ella, esta última, la sobrina, era una progre no reciclada de cana libre y tatuaje taleguero de mediana edad, tan impertinente como egoísta: ella quería nuestro apartamento para su hijo, que vivía en el ático y estaba esperando un bebé con su mujer filipina. La progre se dedicó a hacernos la estancia lo más desagradable posible quejándose por todo lo real e imaginario, llegando a despertarnos a porrazos en la puerta de madrugada mientras preguntaba qué hacíamos moviendo muebles a aquellas horas. Nosotros no trasladábamos nada, estábamos en la cama contando ovejas desde hacía horas.

Pues bien, entre la avara, el cojo, la vieja 1, la vieja 2, la filipina y un inquilino más que era vecino del novio de la filipina de nacionalidad italiana (feo con la misma avaricia que doña laca hacia acopio de rentas), decidimos, después de año y medio, cambiarnos de piso. La decisión también estuvo apoyada por las hordas de turismo barato que nos daban la serenata a diario, borrachos como cubas, en el precioso Paseo del Borne. Habíamos demostrado nuestra gentileza en numerosas ocasiones, así como nuestra paciencia y, por descontado, nuestro gusto exquisito convirtiendo aquella caja de cerillas en un apartamento divino en gama de azules y arenas. La avara manifestó su tristeza ante nuestra decisión, ya que consideraba que éramos unos señores decentes. Le dimos el mes de pre-aviso, posteriormente le devolvimos las llaves de la porción de casa que nos había cedido y esperamos a que nos devolviese la fianza.

La muy mal nacida jamás nos devolvió la fianza. La esclava de la inmobiliaria nos escribió un mail al cual adjuntó facturas de reparación por valor de los dos meses de adelanto y, muy amablemente, intentó convencernos que habíamos destrozado el piso. Nos informamos sobre qué hacer en estos casos, pero es evidente que jodidos ya estábamos y que, la inversión en tiempo para recuperar lo que era nuestro no merecía la pena. Tampoco somos de ir a los tribunales. Y así quedó la cosa, por el momento.

Ahora, disfruto oyendo su cada vez más apagada voz al otro lado del teléfono cada madrugada. También he pensado en ir al portal y adherir un trozo de cinta adhesiva a su portero automático... No sabía el poder de una astilla en una cerradura hasta el momento, como algo tan pequeño podía convertirse en un objeto tan pernicioso...  pero no, el teléfono es más divertido. Y es que sí, nos mudamos, pero al edificio de al lado, a un piso mucho más bonito, grande y moderno. Por ello nos ve cada día, y cada día que pase será un día más que podrá decir que ha dormido poco, porque entre la edad que no perdona y un escorpio rabioso (servidor) estás perdida, tía gilita. Porque hablar por teléfono nos es delito, y robar sí. 

domingo, 17 de julio de 2016

+ HITCHCOCK, LYNCH, FASSBINDER +

Acabo de ver de nuevo "Crimen Perfecto" de A. Hitchcock. Ya no sólo Grace Kelly, todos y cada uno de los actores, absolutamente todo en la cinta es de una exquisitez que me pone los pelos de punta. El apartamento de Londres, el inspector de policía interpretado por John Williams, el vestuario, el lenguaje... Todo.

Se trata de una de mis películas favoritas, junto a "Terciopelo Azul" de D. Lynch y "Las amargas lágrimas de Petra von Kant" de R.W. Fassbinder. Tampoco me cansaría de ver otras tantas pero hoy la cosa no va de cine.

Estas películas jamás las vi con mi padre. A él le gustan las películas de indios y vaqueros, las que muchas veces ponen a la hora de la siesta. A mi el western no me pone nada, es un género que, salvando raras excepciones, siempre desarrolla la trama de manera similar y la presentación-nudo-desenlace suele ser predecible. No me gustan las películas épicas que narren gestas heroicas. A mi me gusta el cine, y no sólo el cine, que hable de sentimientos, problemas o realidades diferentes a las mías, también de cosas o personas a las que no pueda comprender o, también y como dice mi padre, películas de psicópatas. También me gustan las historias que hablen del más allá.

Creo que en muchos aspectos somos dos absolutos desconocidos. Yo tengo la idea que mi progenitor, pese a tener los dos el mismo nombre ( o casi, el mío es una versión extendida que versiona el suyo ), en relación a mi persona, es la antípoda, más bien yo soy la suya por razones espacio-temporales. Quizás por ello mi madre y él hacen la pareja perfecta, distintos y complementarios, ying y yang, blanco y negro, rubia y moreno. Él es reservado, metódico, trabajador, leal, legal. En esencia una excelente persona. Indudablemente un buen tío. Creo que yo también lo soy o por lo menos intento serlo, pero de otra manera...

Desde la infancia intentó inculcarme diferentes cosas. Más allá de un alto nivel de responsabilidad respecto a mis actos, también lo intentó con el deporte. Llegué a estar federado en gimnasia deportiva y mi padre me acompañaba a los entrenamientos. Jamás consiguió que naciese en mi el amor por el deporte... me gustaba hacer gimnasia, pero lo que más me hubiese gustado es bailar en ese momento. Ya entonces yo no quería hacer paralelas ni potro con arcos: a mi lo que me gustaba era el suelo o salto, y hacer piruetas y posturitas, y soñaba con hacer lo mismo con unas mazas o una cinta como las de las chicas de rítmica que entrenaban al lado. Cuando jugaba al fútbol en el parque que aún hay enfrente de su casa yo, voluntariamente, hacía de portero, porque así, mientras mis amigos se peleaban por la pelota, yo agarraba un lápiz y un rollo de papel higiénico y me fabricaba una cinta de rítmica casera y le daba al tirabuzón como si no hubiese un mañana. Y generalmente me metían goles porque me importaba un bledo el partido. Yo iba a lo mío, que estaba a un millón de años luz de lo que estaba sucediendo en la cancha. El lo sabía, creo, y ni me lo prohibía ni me daba ánimos. Estaba ahí, en casa, con mi madre, que es su media naranja. Yo estaba con mi abuelo y mis vecinos del bloque. Yo jugaba en la calle mientras mi abuelo me sujetaba la cazadora o la cantimplora.

Más tarde llegó la adolescencia y Barcelona. También llegó su gran éxito profesional. Él es, sin duda, el mejor en lo suyo. No es que lo diga yo por amor filial, es un palmarés, una realidad empírica. Si en la infancia fuimos muchas veces extraños, en la adolescencia, como es normal, nos distanciamos más. Siempre vivimos juntos y no me quedaba más remedio que escuchar su radio cada noche y acatar las normas de convivencia no pactadas sino impuestas. Nunca he sabido cual ha sido su sueldo, tampoco me he sentido involucrado en ninguna toma de decisión referente a cualquier asunto trascendental en nuestra familia. Creo que de no ser familia es bastante probable que no fuésemos amigos.

Sí hay un detalle que siempre recordaré de mi padre. Uno de los peores días de mi vida fue aquel que tuve que dar carpetazo a mi primera empresa. Creí que era el final de todo allí, en su despacho. Es una habitación que aún existe en casa de mis padres en la cual se almacenan libros de preparación física, anatomía, técnicas de entrenamiento y táctica futbolística, un millón de trofeos y condecoraciones ganadas con mucho esfuerzo. Libros que a mi no me interesan, como a él no le interesan ni Fassbinder ni Lynch. Sin embargo, él estaba allí, consolándome y animándome a seguir adelante y diciéndome las palabras que necesitaba o debía escuchar en ese momento. Beso no sé o no recuerdo si me dio alguno, e iba a decir que tampoco hacía falta, pero es que sí hacía falta. A mi me hacen falta los besos, me hacen falta millones de besos, y de abrazos, y de llamadas de teléfono. Pero allí estuvo, con sus recursos. Intentó hacer con su método que no me viniese abajo y quizás gracias a aquel día, de alguna manera, he seguido por donde voy.

Él es el fan número uno de este blog, y esta entrada está escrita porque mi padre mi dijo el otro día, a través del teléfono de mi madre, que nunca hablaba de él. Mi padre forma parte de mi historia indiscutiblemente y, evidentemente, a parte de sus pies, tengo mucha más información genética paterna de la que él se cree. No me sé su número de teléfono, como creo que tampoco debe recordar el mío y me sigue entrando la risa, por ser mi antípoda, cuando me entero que cena a las 8 de la tarde, cada día, lo mismo. Y que se levanta cada día a la misma hora, y que se acuesta cada día a la misma hora, y que se desayuna cada día con lo mismo, ni más ni menos. Por lo tanto también forma parte de mi historia cada programa de "El larguero" que me he tragado así como cada partido que he visto pero no he mirado, como cada beso que ha querido darme y no ha sabido como. Sí recuerdo como ha venido a despertarme tantas veces para darme un mordisco en el cuello, millones de veces. Pero bueno, yo sencillo no soy a mi pesar y quiero más besos, más vistas, flexibilidad y más diálogo, que no monólogos. Quiero conversaciones sin la televisión o partido de fondo, quiero nocheviejas llegando despierto hasta las uvas, también me apetece irnos de viaje juntos, trasnochar un día, tomarnos un copazo, conducir su coche si está cansado, enseñarle las novedades de internet, contarle cómo es mi vida de cabo a rabo, acompañarle a comprar ropa y a la peluquería y cambiarle el look,  y contestarle a esa pregunta que me hace cada vez que le oigo al otro lado del teléfono de madre y que no es otra que ¿eres feliz? Entonces, le contaré porque Hitchcock, Lynch o Fassbinder hacen que mi vida sea más feliz y me ayuden a darme cuenta que casi todo lo que nos rodea es una mierda. Y digo casi todo porque la pequeña porción que se salva son esas personas que se cuentan con los dedos de las manos, y mi padre es el índice de la mano derecha.

martes, 5 de julio de 2016

HOT GIRL!

Ella entró en el vestuario con los zapatos de Valentino en la mano, con la etiqueta bien visible. Calzarse unos tacones de 10 cm para una jornada en la que te vas a pasear de aquí para allá denota un coeficiente intelectual reducido, pero nosotros no nos dimos cuenta. Luego sí.

Al principio pensamos "mira es mona", y más avalada por amigos comunes que nos habían hablado maravillas a cerca de su simpatía y buen hacer. Mentira cochina...
No soltó el iPhone ni un segundo y en su mirada se percibía un tono de condescendencia y caridad hacia nosotros no justificado: ella parecía venir a hacer un favor, porque a ella le habían enseñado que los favores no se hacen gratis, se cobran. Ella es profesional. Probarle ropa fue difícil: sin soltar el teléfono resulta una tarea complicada vestir y desvestir.

Con tan solo 23 o 24 ya sabe de qué va el asunto, para eso se ha plantado un par de tetas neumáticas frente a las que cualquier futbolista (ahora) o cualquier otro próximo incauto caerá rendido. Está convencida que ese peso estará turgente por toda la eternidad, pobre, ignora que todo cae... La incoherencia lleva a sacar pecho pero, muy malvadamente, actuar con un falso pudor sobre si se enseña o no se enseña. Pidió un adhesivo para que la teta se viera pero sólo hasta donde ella quería que se viese. Las tetas de momento funcionan y es por ello por lo que se paseó arriba y abajo meneando el palmito en cuanto estaba metida en el bañador, sacudiendo la cadera a la vez que pensaba "aquí estoy yo". Ella se sentía la estrella y creía dejarnos a nosotros en la posición de meros espectadores/admiradores de una belleza sin igual. Sí, es muy guapa, al igual que muchas otras. Una persona es poliédrica, ella también, a nosotros nos enseñó varias partes del puzzle, y no nos gustaron.

Finamente la primera fase pasó y al cabo de tres días llegó el día de autos. No se sintió favorecida cuando era la doble de Barbara Carrera en 007, por que no sabe quien es, dudo que lea novelas y mucho menos que esté interesada en el cine que no sea de estreno para ir a hacerse la foto del photocall. Dudo que sepa lo que es el PUK, porque si el móvil se queda bloqueado, le compran otro, más caro, más grande, o de otro color, lo mismo hasta haciendo juego con los zapatos de Valentino. Ella cree estar por encima de todo, está buena y le compran cosas, trabaja por placer, o hace favores de placer, aunque exista una tabla de tarifas. No le gusta que le maquillen como a un travesti, porque ella es hembra de rompe y rasga, fértil, y éso es lo que probablemente le asegurará un salario de por vida.

Finalmente nadie se dio cuenta de todo ésto ahí fuera. Algunos me comentaron qué hacía una chica como ésta en una casa como la mía. Ella no comprendía que se trataba de una dexcontextualización, una extraña en universo en el que tienen cabida, también, personas como ella, intérpretes de lo superficial y odioso. Con nosotros no vas a repetir, las licencias mainstream sólo las hacemos de vez en cuando y no cambio ni a uno sólo de mis musos ni una vez más por alguien como tu, porque hablamos lenguajes distintos, jugamos en ligas diferentes... Tú en primera división, en España, Francia o donde se tercie. Nosotros hacemos moda de temporada, tú en breve serás un saldo, aún más barata.