viernes, 30 de agosto de 2013

AVISO!

Como buen escorpio que soy tengo tendencia al comportamiento obsesivo compulsivo: ordenar hortogonalmente absolutamente todo ( incluso un simple paquete de tabaco en una mesa ), armario por orden cromático, ordenes alfabéticos ... vamos, que no tolero ni una mancha de de tipp-ex en un escrito, lo tiro y repito.

Ahora que se acaba el verano en ná y menos he decidido obsesionarme con algo el nuevo: el DEPORTE. Salud? Evidentemente no. ESTÉTICA. Menudo cuerpecito serrano voy a pasear yo por las calles del mundo en breve. Lo cuento con esta contundencia porque, como no estoy muy bien de la cabeza, el gusanito de la obsesión ya está hablando en mi encéfalo con voz fuerte. Está claro, OIGO VOCES. El set gimnasio ya lo tengo listo y no es recién comprado: reciclado. Deportivas curradas, pantaloncito de tencel de andar por casa y remeritas finitas. Hala! Ipod y a levantar peso. Y a comer pollo, y arroz y dale, dale papi que estoy suelto ...

Y como OIGO VOCES y creo que mi madre me parió varón por no sé yo que conjunción planetaria, pero sin embargo con una intuición femenina que "tiembla, Tamara, tiembla... " investigando, investigando pero sin pretenderlo me da tó el tufo que cuando mi biceps no quepa en la talla M standard de cualquier camiseta me voy a liar la manta a la cabeza y voy a pegar un mamporro en la mesa que va a temblar el mar hasta Mallorca. No va a haber ROCA que no se mueva.

Siempre pensé que los que no somos muy grandes desarrollamos un carácter pinscher miniatura para suplir esa carencia física, es decir, con más volumen quizás seríamos más pacíficos o menos guerreros. Pero, oh! cielos, espérate a que pasen unos meses y que el pinscher haga un poquito de músculo y empiece a marcar toblerone... Renace la bestia! Medidas drásticas, de dieta y voluntad ...

Voluntad de espera a recibir después de dar como buen post-cristiano, de no poner la mejilla para una segunda o tercera hostia, de esperar sinceridad y menos medias verdades, de telefonear lo justo y necesario a números tóxicos, de despreocuparme de lo que no merece importancia y de dejar de actuar como padre o mecenas o mentor de espíritus negros. Yo no estoy aquí para llevarte hacia la luz ... tiendo mi mano, no la muerdas, que el doberman lo seré yo, PRONTO.


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