lunes, 12 de octubre de 2009

*-*SUPERTREPA*-*

Navegando por Facebook encontré a un conocido del que hace tiempo no sabía nada, entre otras cosas porque desde que dejé de servirle para algo dejó de contestar a las llamadas y nunca respondía a los mensajes de messenger. Amigos comunes le justificaban diciendo que estaba "súperliado".
La primera vez que nos vimos fué en la puerta de la empresa dónde trabajaba. Yo por aquel entonces era un diseñador emergente, esta persona trabajaba/trepaba (según decían las lenguas de doble filo) en el callejón de Jorge Juan. Yo iba a cortarme el pelo a la peluquería que hacía pared con pared con su oficina ... al salir él, yo estaba en la puerta y me sorprendí mucho, porque no sabía quien era y sin embargo pronunció mi nombre. Supe de él por Carole Cervera, mi agente de prensa, me comentaban desde allí que era fan... normal que le cogiese aprecio... a nadie le amarga un dulce...
He alucinado como su mitomanía ha ido "in crescendo" al cotillearle el facebook. Dicen que el novio de la Duquesa de Alba es de este palo... Lo que me ha llevado a dedicarle esta columna es precisamente ésto; que vacía debe ser la vida de uno cuando se recurre a llenarla de ídolos de papel, y tu máxima es conocerlos, tocarlos, llamarlos por su nombre de pila, hacerles fotos o conseguir que colaboren en tu revista. Yo colaboré desinteresadamente en el número 1. No me arrepiento. Me arrepiento de haber pensado que era una buena persona pese a las advertencias de muchos que habían compartido momentos previos con él y advertirme que era un trepa... en su momento yo interesaba... tanto como otros amigos míos...
Por lo tanto y en conclusión: la raza trepa es una raza en alza y más desde que la web los propaga. Facebook, Myspace, Fotolog... estan llenos de jovenzuelos con sed de fiesta, apariencia y pseudostatus. Digo lo que ya he repetido: son muchos de ellos muy monos, tan monos como vacíos. En una ocasión uno se nos coló en una cena de tres amigos y todos pensábamos que era amigo de los otros,,, finalmente no era amigo de nadie, pero se ennovió con uno de mis colegas y ... bueno, esta historia la dejo para otro día. Al fin y al cabo los más jóvenes son inofensivos en comparación al prenda que protagoniza hoy estas letras... es un gran trepa, tan grande como la distancia que separa Vitoria de Barberà del Vallès.

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