lunes, 11 de enero de 2010

La Suerte De La Fea ...

Era septiembre y había venido a Barcelona, como no, a hacer el desfile ...
Llegué, hice el fitting y corrí a llamar a mi amiga Gisèle (que es la chica más IN, total, divina, lista, ocurrente, divertida, guapa y ,,, en definitiva, podría ser mi mujer) para vernos, yo con un ansia absoluta de afilar nuestras lenguas, porque juntos somos tela marinera ...
Quedamos a cenar en el Restaurante Sandwich&Friends del Paseo del Borne, ese que esta "enmuralado" tan "noventasmente" por ese ilustrador-ahora diseñador de cuadernos, mochilas, camisetas para las mamás y las niñas y que tuvo un momento verdaderamente esplendoroso en la revista Wallpaper a finales de los noventa-principios de los dosmiles. Yo a la cita no fuí solo: me acompañaron dos niñas divinas, modelos y más que simples conocidas.
Total, allí nos plantamos los tres a esperar a Gisèle. Pillamos mesa al vuelo, cerca de la cristalera. Al rato llegó la chica IN. Ella, al lado de las niñas parecía una obesa teniendo por aquel entonces una talla 38 exacta, tal cual ella me susurró al oído. Se quedó de piedra al comprobar la verdadera delgadez de las niñas de 1,80. Tal cual iba discurriendo la velada era un hecho que, aquellas mujeres de tal envergadura, sílfides, guapas, eran realmente dos postadolescentes chismorreando cosas propias de su juventud: que si fulanito me ha mirado, que si mi madre no me entiende, que si mi booker es tonto ... y tal y tal. Entonces llegó la hora de pedir la comida: yo creo que pedí un bocata de brie, Gisèle algo parecido y las niñas ... un vasito de agua sin gas y un bol de ensalada para compartir (el bol que sirven en este establecimiento es de el tamaño de dos vasitos de yogurt). Ahí Gisèle saltó y les advirtió a cerca de cómo los alimentos son necesarios para la supervivencia a lo que ellas, todas cargadas de razón, contestaron que a la mañana siguiente comenzaban la jornada con el desfile de baño de Andrés Sardá y que debían parecer delgadas, como si un sandwitch de choped fuera a abultarles el estómago y si en vez de haber ingerido unas lonchas del grosor de un papel de fumar se hubiesen tragado la vaca entera de un bocado.
Pues nada, mi amiguisima y yo flipando colorines frente a ellas y escuchando sus peripecias por Milán, París, Tokio y New York. En un momento dado, la más alta y menos guapa se acordó de un tema importante: nos contó, en riguroso secreto, que un profesional de la moda conocido por los tres del fashion que allí nos hallabamos había fallecido. Fué una ingrata sorpresa. Lo mejor vino después: como ser modelo no implica no ser cotilla, nos comentó las hipótesis del luctuoso suceso: según ella, se dudaba del verdadero motivo y, pensativa, nos dijo que se decía que habían dicho que se había muerto o bien del virus del sida o de un infarto de miocardio (ella dijo un ataque al corazón). El caso, es que el pobre hombre había decidido morirse en el pueblo y que marchó allí para morir tranquilo en su tierra.
Gisèle explotó y les gritó: pero vamos a ver, se ha muerto de sida, panolis! Cómo es posible que alguien sepa con antelación que le va a dar un parrús al corazón y se vaya al pueblo días antes???!!!
Las niñas se quedaron boquiabiertas y suspiraron: claaaaaaaaaaro ...
... Yo creo que se debe a la falta de minerales y oligoelementos ... no se puede ser perfecta ... si hay mucho en una parte ...

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