domingo, 22 de noviembre de 2009

***BIPOLAR***

Desde ayer tengo claro que existen dos realidades (¿?), hasta entonces tenía dudas o no quería afirmarlo pero, ya sin dudarlo, estoy seguro.
Una, la del primer mundo, es más bien virtual. En este estrato los chicos visten de Abercrombie&Fitch y calzan Hogan; les apasiona el beige, el verde hoja seca y el azul marino; las chicas parecen (solamente) castas y puras, son remilgadas y fácilmente escandalizables. Más allá de los limites imaginarios de su territorio se pierden y se sientes desubicados, huérfanos y desamparados. Les cuesta orientarse. Allí, en el mundo exterior, comprueban la multiculturalidad reinante en la sociedad del S.XIX. Éstas personas han viajado, pero como si no, porque da lo mismo en que país han buscado como quien sigue el rastro del aroma a dulce de una pastelería el mismo reducto equivalente a su micromundo. En la cola de una discoteca puntera se sienten raros, no comprenden el eclecticismo. Son como caballos privados de vista periférica, y en el peor de los casos, de total visión.
Luego, está la REALIDAD. Lo que los demás contemplamos es complejo y contradictorio, colorido y problemático, difícil. La gente de carne y hueso se adapta a las circunstancias y donde va hace lo que ve; echa cuentas y sopesa pros y contras. Aquí, en el mundo real, se cena en un turco, un chino, un mexicano o una tortilla de patata. Los que somos más estamos a favor del progreso y nos encontramos inmersos en un proyecto evolutivo sin fin que no sabemos a donde nos va a llevar.
Hay, a veces, un gran contraste al mezclar realidad con realidad virtual. Lo más impactante, para mi, es la total ingenuidad de los virtuales. Sí, he comprobado que no necesariamente es gente de mala intención, que va, ignoran totalmente el universo exterior a su burbuja, no han tenido necesidad de contaminarse de un ambiente distinto al suyo, y como a todo lo que es DIFERENTE, se le tiene miedo. Estoy hablando de un ecosistema que se retroalimenta, como antiguamente en los pueblos cuando los habitantes se apareaban entre ellos y sólo ellos y los primos se casaban con los primos y todos eran familia. Es una estructura ancestral, y creo que obsoleta.
NO CONOCER LA NORMA NO EXIME DE SU CUMPLIMIENTO, por eso me enternece la actitud de lo virtual, pero a la vez me irrita y apena: se están perdiendo millones de cosas maravillosas y NUEVAS, también muchas calamidades. En cualquier caso no debería de darse nunca la situación en la que un intraburbuja se sorprenda al salir del nido: podría malinterpretarse como una frivolidad o un insulto en un lugar donde hay alegría y tristeza; y no, a veces no es maldad, se trata de una ingenuidad agresiva producto de la ceguera que provoca vivir en un ghetto, bonito y feliz, pero en el fondo un microcosmos abismal y castrante.

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